Importancia de la aceituna de oliva: ¿Es el zumo de frutas de mejor calidad?

El origen de la producción de aceite de oliva hay que procurarlo en las costas del levante mediterráneo, en toda la zona sirio-canaanita, actualmente Siria, Líbano, Palestina e Israel. En esta zona se comenzó a extraerse aceite de las aceitunas silvestres. En Egipto, donde se comenzó el cultivo del olivo hacia el 2000 a. C., se empezó a emplear el aceite de oliva con fines cosméticos, ya los egipcios apuntaban a Isis como la diosa que enseñó a los hombres el cultivo del olivo. Exactamente los mismos egipcios comenzaron https://www.cinconoticias.com a comercializar el aceite de oliva. En el interior de las cámaras funerarias pueden verse representadas vasijas y ánforas con aceite de oliva. Pronto se extendería al mediterráneo, siendo parte integrante de la trilogía: pan, vino, aceite.

La producción oleícola no llegó con los helenos, sino a mediados del II milenio antes de Cristo por medio de la conquista micénica de Creta (donde se documenta la producción de aceite y su uso ritual desde el periodo minoico antiguo).

En la posterior civilización helénica que se desarrolló en el área, el aceite de oliva siempre tuvo un esencial papel. En el origen mítico de la ciudad de Atenas, el olivo desempeña un papel fundamental, puesto que dice la tradición que tanto Atenea como Poseidón desearon tener bajo su protección a la nueva urbe y para ello Zeus ofreció un presente a los atenienses, prefiriendo estos el presente de Atenea, un retoño de olivo. Durante las competiciones gimnásticas, los griegos se ungían con aceite de oliva mezclado con ceniza (en una primitiva forma de jabón) que entonces se limpiaban utilizando un artefacto de bronce o bien cobre llamado estrigilo. En la época de la expansión colonial griega, en torno al siglo VII a. C. los helenos llevaron la producción de aceite a Italia. Tienes más informacion aquí:

Los fenicios, el enorme pueblo comerciante de la antigüedad mediterránea, llevaron el cultivo del olivo a las costas del sur de la Península Ibérica, la presente Andalucía, cara el siglo XI a. C. Pronto dicha tierra habría de transformarse en una de las principales zonas de producción del oro líquido. Fueron los fenicios los que además introdujeron la producción oleícola en el Magreb y Cerdeña.

Con Roma el consumo de aceite de oliva llega a los confines del imperio, a las anubarradas fronteras de Británia y a las nevadas llanuras danubianas. El comercio del aceite se desarrolló como jamás ya antes, las costas de Tripolitania, la Baetica (Andalucía) y el mediterráneo francés fueron los tres grandes centros de producción de aceite durante los siglos del imperio.

El predomino andaluz y jiennense en la producción mundial de aceite de oliva procede de la época de los establecimientos del Imperio romano en Hispania. En temporada romana la Baética, provincia romana que coincide esencialmente con el territorio andaluz, fue la primordial provincia productora de aceite de oliva a lo largo de los siglos de esplendor del Imperio romano. Muestra de la gloria de la que fue una de las provincias más ricas y fecundas del Imperio romano, es la colina del Testaccio, en Roma. El Testaccio, o bien monte de los tiestos, es una colina artificial de 250 x 150 metros en su base y de más de 50 m de altura, formada por los millones de restos de ánforas olearias (de aceite de oliva), lanzadas en él a lo largo de prácticamente trescientos años, desde la época de Augusto, hasta mediados del siglo III, donde más del 90 por ciento corresponde a ánforas Baéticas. La tradición popular de la capital de Italia, que recoge historias de la colina como testimonio de la gloria de Roma, conserva la leyenda de que se trataría del sitio donde se arrojaban las ánforas que contenían el tributo de todas y cada una de las provincias a la urbe imperial.

En la enormidad del monte de tiestos, los habitantes de la ciudad veían un símbolo del poder de la Roma antigua y de la bonanza económica de su gran imperio. Sin embargo la tradición popular yerra en su identificación: el Testaccio está formado por las ánforas que contenían el tributo y la riqueza del aceite de una sola provincia, la Baética y en menor medida de la Tripolitania, según el modelo (Dressel) de vasija hallados en tal yacimiento romano.

En la antigüedad, y en la actualidad, el centro de la producción andaluza se encontraba en el val del Guadalquivir, aunque entonces el mayor peso recaía algo más al oeste, lo que en la actualidad es la Provincia de Córdoba y sobre todo, de la Provincia olivarera por excelencia la de Jaén.